miércoles, 12 de noviembre de 2008

A favor y en contra del diseño, por Isaac Davis.


Cavilando y pensando en mis, ya, numerosos problemas, se me planteó uno nuevo cuando acudía a las aulas de la universidad de Santiago de Compostela.
Tras abrir la puerta trasera en medio de un infernal ruido, pensaba yo como, tras numerosas generaciones de estudiantes que habían pasado por allí, aún no estaba solucionado dicho problema.
Y fue entonces cuando, injuriando en contra del diseñador de tal mueble, me alegré al observar como el tema de debate en aquel aula seis versaba sobre el problema del diseño.

Interesantes las opiniones de aquellos estudiantes a favor o en contra, tímidas respuestas de los post adolescentes portugueses que, extranjeros como yo ( neoyorquino a mucha honra) alzamos la voz tímidamente ante el resto de personas allí presentes... Para hablar, nada más y nada menos, que de aquel fatídico día, cuando en mi bote de salsa, de una conocida marca, no entraba una triste cucharilla, aumentando mi frustración y, he de decirlo, mis ganas de probar aquel sabroso manjar.

Pero un esbozo de sonrisa apareció en mi cara cuando vi que no era el único que tenía problemas con los diseños de numerosos productos cotidianos, (aunque probablemente fuese la única persona que visitaría hasta nueve veces a su nuevo psicoanalista húngaro para tratar de solucionarlos).
La carpeta de dicha universidad (con la que yo ya había tenido problemas al casi perder, por la ausencia de solapas, mis valiosísimos apuntes y mis futuros guiones de cine); las molestas etiquetas de la ropa; o la propia densidad de la revista Cinemanía, de la que yo he sido portada varias veces, había llamado la atención de aquellos jóvenes adultos.

Aunque no todo serían malas noticias, los ordenadores Mac, los famosos antiquemallemas de Starbucks (que varias veces me han salvado de una quemadura segura), o las bolsas de plástico para que los paraguas no dejen todo pingando en las tiendas de ropa, se llevaron la aprobación de mis compañeros compostelanos, y he de decir, la mía propia.

Pienso que es suficiente desvarío por hoy querido diario-multimedia. Es hora de que mis compañeros de reparto ocupen espacio en este nuevo blog.
Expresad vuestras ideas!!!


Firmado: Isaac Davis, el mayor seductor de Manhattan

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